Mi profesor y maestro Jesús María Gómez me lo decía hasta la saciedad: «Ana, de las cosas más complicadas en el piano es tocar piano». Trifonov ayer no sólo logró unos pianissimos imposibles, sino que fue capaz de conseguir pasar de los fortissimos profundos a los pianissimos más delicados que jamás antes había escuchado en un teatro en directo.
Una lección de maestría, pese a su juventud (26 años), elegancia, pulcritud en el toque, potencia descomunal… desbordando talento por los cuatro costados en su impresionante actuación de anoche en el Teatro Principal de Alicante.