Os recomiendo, a los que no la hayáis visto aún, que veáis la película WHIPLASH.
Os hará reflexionar lo duro que puede llegar a ser el estudio de esta disciplina, aunque cada cual debe escoger lo que pretende obtener de la música. Para algunos puede ser una forma de disfrutar, para otros una profesión y para unos pocos una obsesión que les conduzca al cielo o al infierno y en ocasiones a ambos.